Es increíble pensar que haya personas que no tomen en serio el grave peligro en el que se encuentras algunas especies de animales en particular, pero todas en general, gracias a la acción del hombre. Los humanos han pasado de hacer uso de ellos como alimento, ayuda de carga y compañía, a convertirse en un verdadero azote para su supervivencia, casi sin darnos cuenta de que son una parte esencial de nuestra vida diaria, aún en nuestro entorno tan tecnificado y lleno de máquinas que hacen todo por nosotros.
Y es que los animales están presente en nuestras vidas de múltiples formas, después de milenios de haber estado junto a la especie humana. Los nombramos de muchas maneras a diario, forman parte de nuestro vocabulario e incluso de nuestras costumbres, y son inspiración para muchos de nuestros comportamientos. De hecho, tener «comportamiento animal» se ha querido convertir en algo con sentido peyorativo, aunque no olvidemos que podemos ser rápidos como gacelas, fieles como perros, o fieros como leones… Numerosos ejemplos de cómo se puede ir de la alabanza hasta el insulto más bajo.
Uno de los ejemplos más significativos podría ser el uso de la palabra zorras. Este término también suele utilizarse para referirse a mujeres promiscuas o facilonas, es decir, señoras que tienen bastante interés por el sexo. Tengamos en cuenta para empezar que la hembra de esta especie se tiene por un animal extremadamente inteligente, aunque, y esa es la parte mala, también bastante ladino. Así, de alguna manera, ha sido esta segunda característica la que se ha adoptado como un adjetivo femenino, y no de muy buen gusto (o bueno, según como lo mires). Y para terminar de empatarlo, no sólo se considera a estas mujeres ladinas, sino que eso mismo es lo que usan para hacer que los hombres hagan todo lo que ellas le piden sobre todo si es en relación con el sexo… Cuidado, que no sé por qué, esto tiene que ser algo malo, aunque ¿no es lo que en realidad cualquier hombre desearía? Pero claro, se supone que si les dan placer a estas mujeres según su gusto , el macho que llevan dentro se siente resentido, porque no ha tomado la iniciativa; algo así deber ser, o de otra manera no se entiende.
Hay muchas especies de zorros, son unos ejemplares muy repartidos que ha sabido adaptarse a sus hábitats naturales surgiendo diferentes variedades, gracias, en especial a su inteligencia; sin embargo, gracias a su lado peyorativo, no se tiene demasiado en cuenta este rasgo, a no ser que sea para engañar al personal. Para terminar de ponerle una connotación negativa a estos animales, para colmo podrías tener en cuenta que el ejemplar en cuestión tenga ya algunos años… o sea, que al fina, no hay nada peor que ser una mujer zorra y madura, ¡eso es el final de una buena reputación!
Como comprenderás, con este panorama, no existe fémina que vaya por ahí diciendo:»¡me gusta ser zorra!»… a no ser que te encuentres en internet. Ahí, en cuanto entras en alguna web para adultos, ser zorra es todo un plus, y aunque los hombres que se dirigen a estas mujeres suelen hacerlo todavía en plan eres más puta que las gallinas (otro ejemplo de asimilación animal, mira tú), ellas están muy orgullosas de compararse con las hembras de esta especie de cánido. Porque oye, siempre será mejor ser una zorra que una pava, eso está claro, sobre todo si en relación con el sexo y los hombres (u otras mujeres, con las relaciones de pareja en general). Y no lo dudes: no es malo tirar del lado animal que todos los humanos llevamos dentro, no hace tanto que éramos apenas un poco menos salvajes que todos ellos, y siempre es mejor fijarse en todas sus virtudes para imitarlas un poco.